Hace un año hice un viaje desde Katmandu en Nepal, hasta Pokhara. Iniciado el viaje, el chofer del auto, que era alquilado, se detuvo antes de
salir de la ciudad para que subiera un joven. El chico abrió la puerta y se sentó al lado del
chófer. Yo, que voy atrás, no entiendo nada, no se quien es, no se de que se trata esto. Luego el joven cuyo nombre solo
unos meses después logre pronunciar y evocar correctamente Kapil Karku, me
saluda amistoso. Kapil, que luego me entero tiene 17 años, con el pasar de las horas se ira transformando en mi
guía y traductor en esta travesía. Al final agradeceré su presencia ya que al terminar
el periplo pude darme cuenta que ese pasaje del viaje no podría haber sido en
solitario. Es así que mi soledad se vio aligerada con su compañía.
Pokhara es una ciudad del centro de Nepal , y se ubica aproximadamente 200 kilómetros al oeste de la capital, Katmandú. Con unos 200.000 habitantes, es la tercera ciudad más importante del país. Pokhara es la capital del distrito de Kaski, en la zona de Gandaki.
La carretera es en ambos sentidos y uno de los accesos principales a Katmandu. Por ella circulaban todo tipo de vehículos, especialmente los camiones que vienen desde India. Cada curva, cada adelantamiento que hace el conductor es motivo de tensión durante los 50 kilometros...un par de horas. / el viaje dura cerca de 6 horas en total/ Pero todos se mueven con una destreza admirable, pues tal parece que las reacciones se aprenden a muy temprana edad y esquivar y sortear al vehículo a escasos milimetros de impactar es pan de cada día.
Los destellos de sorpresa no aparecen en los ojos de los conductores, más bien fluyen. Me doy cuenta que hasta los perros saben cruzar la carretera. A todo esto, los perros, se observan dóciles y siempre con dueño en Nepal. De hecho, no he visto perros callejeros. ( esa será una diferencia sustancial con Buthan, en el que me impacta a primera vista la cantidad de perros callejeros que veo especialmente en la ciudad de Paro).
Durante el trayecto a Pokhara diviso desde la carreteras fábricas
de ladrillos y cemento. Esos lugares que en las clases en la Universidad he presentado a mis
estudiantes como los enclaves de la esclavitud moderna. Pregunto por esas fábricas a mi Guía, y
algo responde su hermano conductor, nada concreto, algo evasivo. Lamento en ese
momento, y otros de mi viaje, no dominar el idioma y poder adentrarme más en
esto. Saber un poco más de lo que pasa en esos sectores. Claramente se
trata de sectores poblacionales en los que es difícil imaginar red de
servicios básicos si en plena orilla de carretera se podía observar a
las personas sacando agua de tambores para asearse. Niños, jóvenes y
adultos, pero en general, hombres.
Ya en Pokhara me animo y salgo a caminar en el atardecer - luego de haber recorrido junto a Khapil y su hermano los puntos turísticos de la ciudad-. Estar en lugares tan distintos abre los sentidos, que se ven abarrotados de estímulos y sensaciones, desde pasar la barrera del idioma, los sonidos, los olores, si hasta la luminocidad se percibe distinta.
En el camino me encuentro
con un Café muy occidentalizado, donde me he sentido muy cómoda y a gusto.
Era como estar en un pedacito de casa por estos parajes. Un café y un trozo de
torta de zanahoria. Rico! y vino a mi ese sentir de estar en casa, de
estar en occidente. Miro desde mi mesa hacia la calle y
observo occidentales que van solos, en pareja, en grupos, veo niños.
Veo familias. De pronto, el lugar se torna agradable. Menos hostil para mí. Me
pregunto... ¿cómo llevarme un pedacito del lugar?
Luego me doy cuenta
que está oscureciendo y me apresuro a volver al hotel. No quiero caminar por las
calles a oscuras. Resulta que la falta de energía eléctrica en la ciudad
es un tremendo tema, y no solo aquí en Pkohara, sino que en todo Nepal. Es que hay un
racionamiento durante el día y parte de la noche.Ya en Katmandu lo
había experimentado pero aquí en Pokhara se siente más largo. Aunque algunas viviendas y la mayoría de los
hoteles tienen algún tipo de generador, la oscuridad se extiende por amplios paños y manzanas. Es lo que veo desde mi ventana.
Los cuervos se dejan sentir en este anochecer. Los he alcanzado a observar agruparse en un árbol frente a la ventana de mi hotel. Son cerca de 20 cuervos.
Sus graznidos seran inolvidables. Es el anuncio de que llega la noche. Otros
pájaros les siguen. Y al final un millón de grillos inunda la noche de
Pokhara.
LAGO
PHEWA- POKHARA
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Aquí en Phewa cruce hacia un islote junto con Khapil. Se trata de un centro de oración. Devotos lo cruzan para hacer sus ofrendas
Al día siguiente amanecí camino al Cerro Sarankot. Pero la neblina no
nos dejó ver los Himalaya.
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