Sunday, September 10, 2017

Caminar


Caminar 

Es un camino largo el que he recorrido. Vienen a mi memoria tantas escenas en ese caminar que de poder seleccionar seria difícil decidir por cual. Pero ¿por que habría que tener de hacer una selección? 

¿Acaso no todo es parte de lo vivido? De un urdido de hebras que hacen una trama, donde cada hebra es esencial. Aquellas hebras que imagino de muchos colores, combinandose  en algunos trazos, fundiéndose...enredandose . Así también, aquellas que abren su propia ruta. buscan un espacio.

Será también esta trama parte del hilo, aquel hilo que nos conecta con la divinidad. Puede ser un cordón de oro que nos conecta a unos con otros y con el ecosistema completo.
Una trama que nos vincula mas allá de lo físico. Nuestras esencias. 

La pauta que conecta. Las pautas que conectan.
La muerte implica romper esa conexión. En lo físico, mas permanece en lo simbólico y trasciende las generaciones.mantiene un vinculo con nuestros archivos ancestrales. los linajes se reconocen y se hacen carne en cada uno de nosotros.

La muerte que es parte de la vida, la muerte que deja un vacío cuando se trata de un ser querido. de un ser amado. La muerte, que cuando llega es infranqueable e inevitable.

Y la vida. una oportunidad para experimentar el goce de la existencia. del ser.
Siento que mi vida es preciosa, como un diamante. Toda vida lo es. Cada ser vivo lo es.

El sol que emerge cada día.
Veo el amanecer en las costas de ciudad de Doha , en Qatar. Se siento extraño y genuino a la vez. horizontes que conozco de niña, ¿amanece desde el mar? ¿no es que yo veía atardeceres mas bien?

Los viajes me dieron otra perspectiva. Me mostraron otro horizonte.
Horizonte de libertad, de vida. de diversidad.de multiplicidad y de unicidad.

Mi alma viajera se complació hasta el infinito de esos momentos.
La soledad me acompaño, y yo me acompañe. La vivencia en solitario a ratos fue en silencio, silencio largo. También fue un encuentro.

Escuchar , saborear, sentir, ver. Intuir que la vida es en cada rincón un regalo preciado de la divinidad. Una divinidad que no tiene rostro, mas bien muchos rostros a la vez. muchos nombres, muchas caras, facciones, Múltiples formas de evocarla. Sin embargo, una sola vibración.

Wednesday, August 16, 2017



El Presente

La oportunidad para actuar en favor del vinculo. Para buscar el bienestar, ya sea fuera y dentro del grupo. Ya sea parte de las relaciones familiares.

Ciertamente, te puedes encontrar en una trama de relaciones en las que hay mentira, culpa, remordimiento, vergüenza,  abuso, explotación y abandono. En las que se ha causado  dolor y sufrimiento. 

Y en donde surge la necesidad de la justicia,  y la reparación. La necesidad de reconciliación, y perdón, en el que hay que aprender también  a tolerar nuestros propios limites, y los  ajenos. 

Para ello,  se pueden hacer  ceremonias y rituales familiares.
El propósito ante todo, es llegar hacerse responsable. Que cada miembro llegue hacerse responsable en un grupo, esto en definitiva  es promover la humanidad. Y también es promover el surgimiento, o recreación de relaciones de confianza, esperanza y justicia entre los miembros.

Promover el intercambio generacional e interpersonal.

Y entonces; ¿que puedo ofrecer?
¿que obstáculos voy a encontrar?
¿que puedo hacer?
¡de que sere investido por el grupo? En tanto de expectativas, de temores.

No olvidar, que entrare a ocupar un sitio en la historia del grupo/ de la familia. Que cada coordinador, terapeuta, "entra" y se hace parte. Entra y se hace parte de las tramas grupales, familiares. En las que puedo ser aceptada/rechazada. Y en las que estoy apelando a las múltiples resonancias afectivas y éticas que aparecen, lo que Roy Schafer denomina; El Segundo si mismo. 

Ciertamente, es una ruta que va hacia propiciar la reflexión sobre la historia generacional y hacer algo por el vinculo.

Basado en "clinica de los cuerpos familiares" Vittorio Cigoli. 




Sunday, April 16, 2017

Concepción. Frontera.

La destrucción masiva del patrimonio histórico y cultural de Concepción zonas del borde costero continúan. En  reemplazo de fachadas e inmuebles con historia se construyen moles de cemento. 

La destrucción de humedales por inmobiliarias deseosas de hacer rendir los metros cuadrados no se detiene...y con diseños que se estrellan con las líneas arquitectónicas clásicas. La estética es pobre hoy en día. Ni siquiera tiene que ver con la funcionalidad. Se privilegian costos antes que la armonía con el entorno. 

Un borde costero que se pierde con megaproyectos monstruosos que privilegian vías de acceso para que los mercados funcionen.industrias que contaminan en medio de poblaciones y comunidades que sufren y mueren en medio de toxinas que entran y salen por las chimeneas. 

Un río BioBio cuyo caudal fue preso en las cordilleras inundando tierras y cementerios sagrados de los pehuenches. No hay convenio que valga. No hay tratado ni acuerdo ni convención que sirva para explicar tamaño atropello, salvo que el desarrollo y el progreso no van de la mano. 

Concepción fue frontera y sigue siendo el limite que nos separa de las tierras aun vivas y húmedas del Sur. Donde comienza la Patagonia. 

En Concepción ya no llueve como antaño..diez días seguido y tupido como decía el poeta Neruda.....Y los árboles, y toda vegetación perece ante en concreto, la sequía, los incendios. Desaparecen con el Progreso...por qué la naturaleza estorba...los árboles estorban.

Monday, February 20, 2017

LION

Lion" is a film directed by Garth Davis in 2016. Music by Dustin O'Halloran & Hauschka. Oscar nominees for Original Score.

https://youtu.be/0D-gEOMi5_o

La película es preciosa! y conmueve hasta la médula. La historia de los niños perdidos o abandonados en India,los destinos quebrados y armados a pedacitos con la memoria . India se ve en su mas duras facetas y también en su partes mas amables. y Las calles de Calcuta que no dejan de moverse . Y una banda sonora por Dustin O Halloran de Hauschka que comunica el sentir durante todo el camino.


Saturday, February 04, 2017

Las lecciones del camino recorrido

1.- Todo cambio imprevisto debe ser tomado con calma y no apresurarse a responder y decidir sin antes reflexionar. 

2.- La confianza es una certeza que se lleva por dentro y emerge desde dentro. 

3.- Mis pensamientos y anhelos son capaces de alterar el devenir de forma misteriosa e incierta. Ya no se quien controla que, ni quien. El control es una ilusión.

4- Los miedos son inhibidores para conocer-se y adentrarse en los rincones de uno mismo y del mundo.

5.- Al final, nada en Katmandu, Paro, Buthan  , Nepal , o donde sea es gratuito. Exige reciprocidad de mi parte para mantener un equilibrio que escapa a mi entendimiento.

6.- Mi inteligencia tiene limites. Todo tiene limite.

7.-La intuición es un faro en la oscuridad de la duda.

Namaste.

Tuesday, January 31, 2017

Viaje a Pokhara


Hace un año hice un viaje desde Katmandú, en Nepal, hasta Pokhara.

Inicio del Trayecto

Al iniciar el trayecto, el chofer del auto alquilado se detuvo antes de salir de la ciudad para que subiera un joven. El chico abrió la puerta y se sentó al lado del conductor. Yo, que iba en el asiento trasero, no entendía nada: no sabía quién era, ni de qué se trataba aquello. Luego, el joven —cuyo nombre solo unos meses después logré pronunciar y evocar correctamente: Kapil Karku— me saludó amistosamente.

Kapil, de quien más tarde supe que tenía 17 años, con el paso de las horas se transformaría en mi guía y traductor en esta travesía. Al final agradecí profundamente su presencia, pues al concluir el periplo comprendí que ese tramo del viaje no podría haberlo hecho en solitario. Mi soledad se alivió con su compañía.

Pokhara es una ciudad del centro de Nepal, ubicada aproximadamente a 200 kilómetros al oeste de la capital, Katmandú. Con cerca de 200.000 habitantes, es la tercera ciudad más importante del país y capital del distrito de Kaski, en la zona de Gandaki.

La carretera es de doble sentido y constituye uno de los accesos principales a Katmandú. Por ella circula todo tipo de vehículos, especialmente camiones provenientes de India. Cada curva y cada adelantamiento del conductor eran motivo de tensión durante los primeros 50 kilómetros… un par de horas. El viaje completo dura cerca de seis horas. Sin embargo, todos se mueven con una destreza admirable: pareciera que las reacciones se aprenden desde muy temprana edad, y esquivar o sortear vehículos a escasos milímetros de chocar es parte del día a día.

Los destellos de sorpresa no aparecen en los ojos de los conductores: más bien fluyen. Me doy cuenta de que hasta los perros saben cruzar la carretera. Y, hablando de perros, en Nepal se ven dóciles y siempre con dueño. No he visto perros callejeros, lo cual contrasta con Bután, donde me impresionó, a primera vista, la gran cantidad de perros sin hogar, especialmente en la ciudad de Paro.

Durante el trayecto a Pokhara distingo, desde la carretera, fábricas de ladrillos y cemento: esos lugares que en mis clases universitarias he mostrado a los estudiantes como enclaves de la esclavitud moderna. Pregunto por ellas a mi guía y algo responde su hermano, el conductor, pero de manera vaga, evasiva. En ese momento, como en otros de mi viaje, lamento no dominar el idioma para poder adentrarme más en esa realidad. Quería saber qué ocurre allí, comprender mejor. Claramente se trata de zonas empobrecidas, difíciles de imaginar con redes de servicios básicos, si al borde mismo de la carretera podía verse a las personas sacando agua de tambores para asearse: niños, jóvenes y adultos, en su mayoría hombres.

Llegada a destino 

Ya en Pokhara me animé a salir a caminar al atardecer —después de haber recorrido junto a Kapil y su hermano los principales puntos turísticos de la ciudad—. Estar en lugares tan distintos expande los sentidos, que se ven desbordados de estímulos y sensaciones: la barrera del idioma, los sonidos, los olores… incluso la luminosidad se percibe distinta.

En el camino encontré un café muy occidentalizado, donde me sentí cómoda y a gusto. Era como estar en un pedacito de casa en medio de estos parajes. Pedí un café y un trozo de torta de zanahoria. ¡Delicioso! Y me invadió esa sensación de estar en casa, de volver por un momento a occidente. Desde mi mesa, mirando hacia la calle, observaba a otros occidentales que pasaban solos, en pareja, en grupos, con niños, con familias. De pronto, el lugar se volvió más agradable, menos hostil para mí. Me pregunté entonces: ¿cómo llevarme un pedacito de este sitio?

Me di cuenta de que estaba oscureciendo y me apresuré a regresar al hotel. No quería caminar por las calles a oscuras. En Nepal, la falta de energía eléctrica es un tema serio, no solo en Pokhara, sino en todo el país. El racionamiento se extiende durante el día y parte de la noche. Ya en Katmandú lo había vivido, pero en Pokhara se siente más prolongado. Aunque algunas viviendas y la mayoría de los hoteles cuentan con generadores, la oscuridad cubre amplias zonas de la ciudad. Eso es lo que veía desde mi ventana.

Los cuervos se hicieron notar en ese anochecer. Los vi agruparse en un árbol frente a la ventana de mi hotel: serían unos veinte. Sus graznidos quedaron grabados en mi memoria. Eran el anuncio de que la noche llegaba. Después, otros pájaros se unieron, y al final un millón de grillos inundó con su canto la noche de Pokhara.

Recomendaciones para quienes viajen a Pokhara

1. No viajes solo en carretera si no hablas el idioma. Contar con alguien local, aunque sea un joven estudiante, puede marcar la diferencia.
2. Prepárate para un trayecto largo: lleva agua, comida ligera y paciencia. Los seis horas de camino están llenas de curvas y tráfico intenso.
3. Observa con atención: la ruta es un recorrido en sí mismo, con escenas cotidianas que revelan mucho de la vida local.
4. Ten en cuenta los cortes de electricidad: carga siempre tu celular, lleva linterna de bolsillo y no dependas del alumbrado público.
5. Busca espacios de refugio culturales: un café, una librería o un lugar turístico pueden ayudarte a sentirte en casa cuando la distancia y el contraste se hacen más intensos.

Viajar a Pokhara no es solo llegar a un destino: es aprender, en cada kilómetro, que los caminos también transforman



LAGO PHEWA- POKHARA
Aquí en Phewa cruce  hacia un islote junto con Khapil. Se trata de un centro de oración. 
Los devotos lo cruzan para hacer sus ofrendas

     Al día siguiente amanecí para llegar al camino que va hasta el  Cerro Sarankot. Ver amanecer los Himalayas Los 7,000 a tiro de piedra. Pero la neblina no nos dejó. 














Sunday, January 01, 2017

Perdida un rato en el laberinto del Thamel



Mis primeros días en Katmandú

 

    Mis primeros días en la capital de Nepal —Katmandú— estuvieron marcados por la ansiedad y la expectación. Quería salir a recorrer las calles y descubrir la ciudad, con todos los rincones, templos y contrastes que ofrece al viajero. 

 

Por fin había emprendido el viaje que anhelaba mi corazónTodas esas emociones, sumadas a los cálculos previos de viajar a culturas no occidentales, estaban presentes desde que tomé la decisión de venir hasta los confines de Asia, rumbo a Nepal y a la joya más preciosa. El Reino de Bhután.

 

 

Primeros pasos 

 

    El segundo día en Katmandú decidí caminar hasta la oficina del guía turístico que me había ayudado a preparar el recorrido hacia Pokhara, y luego la visita a la capital de Bután. La oficina estaba en el barrio de Thamel, y hasta allí llegué acompañada por alguien del hotel. Conversé con Gokul, el operador turístico, ajustamos detalles y me despedí. Antes de salir, me preguntó si necesitaba que uno de sus ayudantes me acompañara de regreso. Le respondí que no, que podía hacerlo sola. Sonrió, me miró un segundo y solo dijo en un español sorprendentemente claro: “¡Tenga cuidado!”.

 

El caos del Thamel

 

    Caminar por las calles del Thamel puede ser emocionante y abrumador a la vez. El barrio es un laberinto de hoteles, tiendas, templos, viviendas y atracciones turísticas. Las callecitas se bifurcan y se entrecruzan, siempre llenas de gente. Apenas avancé unos pasos y me sentí perdida.

 

    El primer indicio fue quedarme detenida frente a una bifurcación. No sabía hacia dónde seguir. Entonces se me acercó un joven. Comencé a caminar apresurada, tratando de perderlo, pero él insistía en hablarme en inglés. Decía que solo quería acompañarme para practicar. Yo me negaba, con nervios, intentando rehacer mis pasos. Sin embargo, en ese intento por huir de él, me había extraviado aún más.

 

    Me sentía sola y vulnerable, rodeada de rostros que cruzaban sin detenerse en mí. El joven seguía a mi lado, insistente, hasta que me habló de un festival que se celebraba más adelante: el Año Nuevo budista. Fue el “gancho” que me convenció. Acepté su compañía, no sin desconfianza, y le pedí que me guiara hasta la Plaza Durbar.

 

Un viaje dentro del viaje

 

    El chico me llevó por portales estrechos que desembocaban en patios interiores. Allí descubrí pequeñas **stupas**, altares domésticos con flores naranjas, velas y ofrendas a Shiva, Kali y Yama. Espacios cotidianos y sagrados que, sin su guía improvisada, jamás habría encontrado.

 

    Avanzamos por callejones húmedos y oscuros que se abrían a recovecos llenos de vida: familias cocinando, personas hilando cuentas de colores para collares que luego se venderían en las tiendas del barrio, devotos orando en templos hindúes y budistas. El olor a incienso lo impregnaba todo.

 

    En uno de esos templos, al dejar mis zapatos en la entrada, sentí que cada gesto era un acto de confianza. Una prueba de fe, no en lo religioso, sino en la humanidad que me rodeaba. El centro de la espiritualidad. Esta en ese sentimiento de estar conectada con el todo. Abrir el corazón.

 

El desenlace

 

    Finalmente, cuando ya había pasado media hora, le pedí que me condujera hasta la Plaza Durbar. En lugar de eso, me pidió que lo acompañara a comprar alimentos para su familia. Dudé, sospeché, pero al verlo tomar arroz, aceite y leche en una tienda, accedí a entregarle lo que tenía: unas 800 rupias. Era mucho menos de lo que pedía, pero suficiente para que me condujera de vuelta a un punto reconocible.

 

    Solo entonces comprendí: habíamos caminado en círculos. Estaba nuevamente frente a la bifurcación donde me había detenido al comienzo.

 

    Volví a la oficina de turismo. Gokul me miró con sorpresa y algo de inquietud. No le dije nada. Quizás mi rostro lo decía todo. Sentí vergüenza, cansancio y alivio. Esa tarde, de regreso al hotel, comprendí que, aunque me había sentido perdida, en el fondo nunca lo estuve.

 

 Recomendaciones para viajeras y viajeros en Katmandú

 

1. Nunca estas sola. Antes de mi muchas otras personas recorrieron el camino que emprendí, y muchas otras lo seguirán haciendo. Y aunque solo sea por eso, nunca estuve sola. 

 2.- Confía, pero con prudencia: las calles del Thamel están llenas de improvisados guías. Algunos buscan practicar inglés, otros esperan una retribución. Sé clara desde el principio con tus límites.

3. Aprende a orientarte antes de salir sola: memoriza puntos de referencia, descarga un mapa offline y evita los callejones al caer la tarde.

4. Abraza la vulnerabilidad: sentir miedo o desconfianza es natural, pero también puede abrirte a experiencias únicas y encuentros inesperados.

5. Lleva siempre algo de dinero en efectivo : pero no grandes sumas. Las necesidades locales son reales, y ayudar con lo que esté a tu alcance puede ser parte del intercambio humano.

6. Acepta lo imprevisible: en Katmandú los viajes no siempre siguen el plan, y a veces perderse es la mejor manera de descubrir lo invisible.

 

Viajar sola en Katmandú me enseñó que el control es una ilusión, y que, incluso en el aparente desorden, siempre hay un orden que te lleva al camino de regreso.









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